Eliminación del revestimiento actual, y apertura del poro por medios mecánicos con discos de diamante. Saneado y apertura de las fisuras para el posterior sellado con masilla epoxi, o morteros. Los morteros al ser productos más densos necesitarán una mayor apertura para que puedan anclar en el soporte, por eso muchas veces es más fácil el uso de la masilla. Una vez rellenos los desperfectos de la solería, procedemos a aplicar la imprimación con alto contenido en sólidos para sellarlo, y preparar la superficie para el acabado con el revestimiento. Respetando los tiempos de repintado que indica el fabricante procederemos a aplicar el revestimiento epoxy, pudiendo ser al agua, al disolvente, o con alto contenido en sólidos (generalmente se le incorpora árido de granulometría 0,1-0,6 mm, para conseguir una capa de 2-3mm en una sola aplicación con rastrillo de 0,5 mm, para darle más dureza y grosor al acabado), según las necesidades del soporte. También se le pueden añadir partículas antideslizantes, para conseguir una superficie rugosa para que el pavimento no resbale cuando se moja.